Montcada. Casas de color en la montaña
Desde los 13 años este lugar había llamado mi atención. Mi familia y yo solíamos pasar el fin de semana en un camping del Montseny, y a la vuelta, casi siempre de noche, veía una pequeña colina iluminada que parecía estar en llamas.
Las luces de los vecinos encendidas, de una casa encima de la otra, componían un bonito juego de fuegos de artificio.
De día, el amasijo de viviendas es un puzle de color. Casas que tienen personalidad y vida propia. Y vecinos que saludan al dirigirse a la estación, desde donde -con acuarela y tinta china- dibujo bajo el sol.
A los barrios con carácter