El Mercado de Santa Caterina

Un lugar de reunión

La definición por excelencia de mercado es: “Lugar público con tiendas o puestos de venta donde se comercia, en especial con alimentos y otros productos de primera necesidad” .

Pero realmente su significado va mucho más allá. El origen se remonta a tiempos inmemorables en los que el ágora era el centro de cultura, política y vida social de un pueblo. Con el paso de los años esta concepción no ha variado en exceso, un mercado no ha dejado de ser un pequeño lugar de reunión, escondido en algún lugar de una ciudad.

Lo que los años dejaron atrás

Entre antiguos edificios y lugares emblemáticos de la ciudad de Barcelona se encuentra el mercado de Santa Caterina, situado en Vía Laietana y muy cerca de la Catedral.

Nació en 1848 con la intención de brindar suministro de alimentos a aquellas personas que no disponían de recursos. Su propósito social, se prolongó hasta 1940, en tiempos de posguerra, cuando sirvió como centro de aprovisionamiento de Barcelona y ciudades vecinas.

El nuevo mercado de Santa Caterina

Indiscutiblemente los años pasan y nada se escapa de ello. En 2005 el mercado reabrió sus puertas a visitantes y habitantes tras un largo periodo de reforma, de la mano de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue.

Pese al sentimiento de nostalgia que se halla en el corazón de algunos barceloneses, se ha convertido en un lugar especial. Un lugar al que ir a pasear, en el que perder las horas y observar. Observar por todos lados, los colores, las curvas y la sensibilidad con la que ha estado restaurado el antiguo mercado de Santa Caterina.

Es obvio que en la vistosa y oleada cubierta hay un pedacito de la historia de Barcelona, representando el simbólico “trencadís gaudiniano”, la cual esconde un gran templo de la gastronomía y secretos de miles de transeúntes.

Autor

Xavi Julià

Ilustración

Alba Sánchez

Relato